Peñavera: escuela de mecánica del automóvil

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Esa Huella Que Nunca Se Borra

(en el 40º Aniversario de la Escuela)

Se cumplen 40 años de la Escuela de Mecánica del Automóvil de PEÑAVERA. Hemos querido recuperar este documento gráfico para ofrecer hoy un recuerdo entrañable.

Los alumnos de entonces encontraron en estas aulas no sólo una completa formación técnica, sino también algunas claves fundamentales para desarrollar la profesión como lo que primordialmente debe ser: un instrumento de plena realización personal y un servicio a la sociedad.

Los padres de los alumnos estuvieron siempre dispuestos a colaborar en unidad de objetivos con PEÑAVERA, en un clima de confianza y responsabilidad mutua, a través de la preceptuación individual y las reuniones frecuentes.

Los profesores, jóvenes profesores, llevaron a cabo este proyecto, en lo técnico, con una admirable dedicación y competencia; y en lo humano, con una intensa confianza, estima  y respeto hacia cada uno de los alumnos.

PEÑAVERA abrió sus puertas en 1963. Cuatro años más tarde, después de varias iniciativas en el campo de la enseñanza, tomó cuerpo la Escuela del Automóvil, cuya actividad se prolongó a lo largo de una década. Después, con el nuevo planteamiento de la enseñanza profesional, se hizo inviable la continuidad, muy a pesar de todos.

Fueron unos años apasionantes. Los profesores, estudiantes y padres, guardan un recuerdo estupendo, que dura con el paso del tiempo. Cada año, y ya van cuarenta, tenemos la ocasión de confirmar el recuerdo en este encuentro “de familia”. La Escuela constituye un capítulo importante de lo que PEÑAVERA siempre ha querido ser: un foco de inspiración cristiana en la vida ordinaria para las familias asturianas. Muchas personas pueden atestiguar que aquí recibieron más de lo que buscaban, pues a un título de capacitación profesional, se le sumó un estilo de trabajar y de vivir.

¿Cuál es el estilo que difunde PEÑAVERA? La respuesta no es fácil, pues hunde sus raíces en el Evangelio a través de las enseñanzas de San Josemaría Escrivá. Si hubiera que rotular tres palabras en el frontispicio de la puerta principal de PEÑAVERA, bien podrían ser éstas: generosidad, libertad, alegría. Éstos fueron precisamente los tres valores que recibieron en PEÑAVERA quienes, en un principio, llegaron a esta casa únicamente en busca de un título escolar.

Un estilo, el de la libertad, la alegría y la generosidad, que estos estudiantes, hoy abuelos en algunos casos, han llevado de maneras distintas a sus familias y a sus ambientes laborales. Allí donde hay un antiguo alumno de PEÑAVERA hay un afán de rematar bien el trabajo, de respetar la verdad, de hacer la vida más grata a los que le rodean, de cumplir con el deber alegremente, de poner buena cara ante lo que tal vez no agrada… Y si, por lo que sea, no se dan estos requisitos, hay al menos el deseo, la buena intención de hacer las cosas mejor al día siguiente.

El día siguiente... PEÑAVERA mira hacia el futuro con optimismo, pero no olvida su pasado. Agradece la confianza que tantos jóvenes y tantas familias han depositado en lo que aquí se ofrece. Y cada día recibe, de diversas maneras, el afecto y la gratitud de esos jóvenes y esas familias. Deseo que el cuadragésimo aniversario remarque los perfiles de esa huella que la Escuela de Mecánica del Automóvil dejó en sus alumnos y que esos estudiantes dejaron en una casa, PEÑAVERA, que siempre será… su casa.

Rafael Ríos
Patronato de PEÑAVERA.
Oviedo, febrero de 2007